lunes, 2 de abril de 2018

La Respuesta


Cómo describir la tempestad dentro de su corazón. Miedo, ansiedad y sorpresa, todo mezclado y girando bajo su piel, ya que su corazón no podía contener más y amenazaba con explotar, por lo que arrojó sin piedad, todo su contenido. 
Una fracción de segundo en que pensó que moriría, seguida de la idea de que estaba loca, para luego gritarse a si misma que era una cobarde y finalmente la decepción por no lograr que su cuerpo respondiera. Todo aquello por una pregunta.
Quién dijo que la mente gobierna el corazón, que aquella es soberana en razón, porque acababa de ser traicionada por su mente. Supo que no estaba cuerda, no era posible que hubiese sucumbido al miedo.
Lentamente, sin prisa fue ordenando sus emociones traicioneras, ubicándolas en cada compartimento que había destinado para ellas. 
Eso es consecuencia de vivir en la oscuridad, cada vez que se refugiaba en las sombras de su hogar, se enfriaba su sangre e inevitablemente se volvía débil. 
La oscuridad no es mala se repetía, solo no debes olvidar tu alianza con la luz, una estrella, la luna, también son buenas guías, por eso al salir de su oscuro refugio, aún con las sombras envolviéndola, al fin el miedo pudo retroceder vencido por su determinación. 
La noche cálida extendía generosa su manto de estrellas y la arena sedosa se ofrecía en fresca bienvenida, ambas viejas compañeras que nunca decepcionaban y que entregaban su silencioso consuelo y paz.
Si, libertad, con luz y oscuridad, nada más importa como la sensación de ser dueño de su propio destino. La brisa se llevó el último rastro de duda. 
Quizás la respuesta no fuese lo que esperaban, pero sin duda alguna era lo que podía entregar. Al momento de volver a entrar al espejismo de refugio, sabía que nada sería lo mismo y aún así sonreía, estaba en paz y sin miedo.


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