SOBRERREALIDAD
NO SE PUEDE ESCAPAR
léase en tono irónico y con una leve sonrisa dibujada en el rostro
Recuperar a mi pareja fue uno de los procesos más singulares en mi vida. Independiente de los motivos por los cuales me alejé o mejor dicho por los cuales huí de él, siempre tuve la idea que había sido él quién se rendía y me dejaba a un lado. Lo odié como nunca lo había hecho. Puede que me entiendan si les digo que no podía creer lo fácil que se vió su renuncia, como quién se detiene a observar como el agua se escapa de sus manos y no hace esfuerzo por retenerla o busca un medio de sostenerla antes de poder hacerlo por si mismo. Así de sencillo, me dejó ir. Ahora tengo la impresión que en parte cualquiera renunciaría a la recriminación y al exceso de memoría. La distancia, el tiempo y las voces de los que ya habían visto y oído mis lamentos pudieron sanar mi alma maltrecha. Porque fue mi alma, más que mi corazón la que sufrió. No es fácil aceptar que tu vida no es la que soñaste, estás derrotada y la vez discapacitada para el mundo. Tu cuerpo funciona bien, tus sentidos también, pero ya no te miran igual, eres Separada (tema aparte que algun día les comentaré).
Cuando ya me acostumbraba a tomar mi café sola en la mañana, a que mi familia de tres entraba en una rutina sana, a que mis hijos ya no temieran o lloraran a su padre itinerante, cuando pude liberarlo de mi rabia, Él volvió. Más comprensivo, más humilde y sin memoria, como yo.
Si escribo de ésto es porque deseo compartir esta historia. A la sombra de una palmera en este oasis, vuelven los recuerdos de vez en cuando y cada vez se ven más nebulosos. Como el viento deshace y borra las huellas en la arena, el tiempo hace lo mismo con mis rencores, sin embargo no quiero olvidarlos, no por guardar veneno, sino por conservar el antídoto.
Yo que renegué del matrimonio, que juré que no me separaría, y me prometí que jamás volvería con él... me trago mis palabras amargas. No es una ironía. Aún hay muchas más, otras más amargas y otras que de verdad dan risa, ahora por lo menos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario